Comunicación en Código Restringido
Las modernas sociedades de masas están siendo reconstituidas, una vez más, por las nuevas tecnologías. Esto se debe a que los nuevos medios de masas y el proceso de datos están consolidando su necesariedad para el funcionamiento de dichas sociedades. Puede decirse que ya no es extraña la aceptada invasión a la que asistimos cotidianamente por estos medios, desde “chatear” hasta asistir a una videoconferencia. El acceso (poder hacer uso de la tecnología, por ejemplo: Internet) y la credibilidad (capacidad de interpretar la información que se recibe) de estas tecnologías, conforman particularidades sociales.
Los beneficios de estas tecnologías, en cuanto a información se refiere, son innumerables. La Internet es el principal medio de información de masas a gran escala en la actualidad. Como tal, permite una comunicación individual o grupal con alcance internacional, sincrónica o asincrónica, la consulta de archivos escritos, de voz o video, y la consiguiente participación activa, tanto en la lectura como en la producción escrita mediante los hipertextos (textos escritos cuyas notas o citas de otras fuentes aparecen intercaladas y completas, y entretejen nuevos caminos de lectura mediante links).
Ahora bien, al margen de la suma incalculable de beneficios, se abre paso una zona un tanto turbia. Veamos los aspectos negativos de esta tecnología. Las prácticas audiovisuales, que se presentan como interactivas y pluridireccionales a la vez que antipersonales, tanto fragmentadas como así también sumamente complejas y completas; ocupan un lugar fundamental en el proceso de aprendizaje de niños y jóvenes. Esto se evidencia al considerar las competencias que se ponen en juego al momento de relacionarse con otros “on line” y la manera de interactuar con la información, de “corte y pegue”.
Los jóvenes usuarios, están intensamente familiarizados con las nuevas tecnologías, con su uso y hasta su abuso. El adolescente promedio interactúa tan fluidamente con la Internet que empiezan a diluirse la idea de plagio, de reconocer contenidos específicos para cada edad, la socialización cara a cara, el requerimiento de fuentes fidedignas. Respecto a la formación ética, se pierde la socialización respetuosa y de cuidado del otro, ya que no se le conoce y hacerlo no amerita importancia. Lingüísticamente, se destaca la falta de cohesión y coherencia en la redacción. Ésta dificultad se inscribe en un ámbito mayor, el de un empleo diferente y hasta deformado del lenguaje. Los simbolismos utilizados tanto en las salas de chat como en los mensajes de texto por celular, engloban expresiones tales como “ok” (bien), “we” (bueno), “ti kero” (te quiero), “toi” (estoy), y todo tipo de abreviaturas, que demarcan características de pertenencia a un grupo y de personalidad individual.
Tal vez la preocupación no debería ser tal, tal vez sea sólo el espacio virtual el que propicia esta peculiaridad. Sin embargo es preciso focalizar las diferencias y lograr desarrollar en los niños y adolescentes aptitudes formales de escritura con las cuales desenvolverse en todo ámbito.
Pareciera que históricamente las brechas siempre son susceptibles de ensanchamiento y como ya es bien sabido, la jerga popular termina por usurpar el lenguaje oficial. ¿Qué consecuencias trae aparejadas este uso erróneo del lenguaje de manera corriente? Sumado al hecho de que cada sector social utiliza un lenguaje cada vez más diferente dentro de un acotado perímetro geográfico. Al parecer, el acceso y el aprendizaje no siempre van por la misma senda, es preciso trabajar más en la credibilidad. ¿Cómo encarar esta situación? ¿Desde dónde? ¿Cómo educar para unificar identidades?. La pregunta espera por una formulación adecuada y completa de su respuesta, ¿quién la responderá?.
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