Internet: Herramientas, si las hay…
Por Lic. Elia Suárez
Lo más impensado para el ser humano no escapa a Internet. Entrar a la red es tan fácil que cualquier persona de cualquier sexo o edad puede hacerlo, de la manera en que se lo proponga y con el objetivo que se fije. Internet posibilita innumerables herramientas que resultan muy necesarias a la hora de investigar, actualizarse, estudiar, publicar y tantas otras cosas más. Pero también pueden convertirse en un arma peligrosa si no es usada convenientemente y con los mejores fines. Claro, dependerá de cuál sea el fin definido como conveniente y el criterio con que lo maneje la persona.
Con un simple “click”, se abre una ventana al mundo. Con un sencillo “enter” también las posibilidades son infinitas. Internet ha modificado en gran medida las pautas culturales en el mundo, así como lo hicieron en su momento la escritura y la imprenta, por dar dos ejemplos. Lamentablemente, hoy vemos que tanto jóvenes como niños sólo la utilizan para comunicarse entre ellos, para “bajar” música y videos o para simplemente navegar en sitios por demás degradantes, desde la pornografía hasta la delincuencia, pasando por la explotación infantil o la difamación.
Ese espacio…
Hoy se puede trabajar desde casa y ganar mucho dinero si se cuenta con una conexión domiciliaria en banda ancha. Los políticos usan la red para posicionarse en el electorado, publicando sus plataformas. Los comunicadores, periodistas y escritores encuentran en Internet uno de los mejores y más accesibles espacios para publicar sus escritos. También la prostitución ocupa el ciber espacio para venderse. Los adolescentes publican sus fotos y comunican a su manera lo que les pasa o sienten. Los movimientos ambientalistas o de derechos humanos protestan por la red y esperan ser escuchados.
En fin, la lista sería innumerable.
Aquí es donde aparecen los famosos “blogs”, aquellos espacios gratuitos que ofrecen algunos servidores sin cargo alguno y de fácil apertura. Con sólo solicitarlo, la persona tiene al instante un espacio en la web que puede ser visitado desde cualquier parte del mundo. Muchos no han tomado conciencia de ello y por eso tampoco han dimensionado el efecto que puede tener para quien ingrese al sitio en cuestión. El efecto podrá ser positivo o negativo, según de qué se trate.
En la web se pueden establecer vínculos ni siquiera imaginados unos años atrás. El avance ha sido tan vertiginoso que cuando conocemos sobre una nueva herramienta que se nos ofrece, en ese mismo momento ya comienza a desactualizarse porque seguramente en algún lugar del mundo, un cibernético estará creando nuevos sistemas para avanzar cada vez más rápido en esta imparable carrera de la comunicación.
Mandar un archivo vía Internet es muy simple. A partir de una cuenta de correo electrónico o de un servidor con el servicio de “Chat”, las posibilidades son infinitas y tan o mejor efectivas que el tradicional correo postal, que hasta la propia Justicia ya ha comenzado a tomar como válidas algunas pruebas o testimonios “cibernéticos”.
Lo más impensado para el ser humano no escapa a Internet. Entrar a la red es tan fácil que cualquier persona de cualquier sexo o edad puede hacerlo, de la manera en que se lo proponga y con el objetivo que se fije. Internet posibilita innumerables herramientas que resultan muy necesarias a la hora de investigar, actualizarse, estudiar, publicar y tantas otras cosas más. Pero también pueden convertirse en un arma peligrosa si no es usada convenientemente y con los mejores fines. Claro, dependerá de cuál sea el fin definido como conveniente y el criterio con que lo maneje la persona.
Con un simple “click”, se abre una ventana al mundo. Con un sencillo “enter” también las posibilidades son infinitas. Internet ha modificado en gran medida las pautas culturales en el mundo, así como lo hicieron en su momento la escritura y la imprenta, por dar dos ejemplos. Lamentablemente, hoy vemos que tanto jóvenes como niños sólo la utilizan para comunicarse entre ellos, para “bajar” música y videos o para simplemente navegar en sitios por demás degradantes, desde la pornografía hasta la delincuencia, pasando por la explotación infantil o la difamación.
Ese espacio…
Hoy se puede trabajar desde casa y ganar mucho dinero si se cuenta con una conexión domiciliaria en banda ancha. Los políticos usan la red para posicionarse en el electorado, publicando sus plataformas. Los comunicadores, periodistas y escritores encuentran en Internet uno de los mejores y más accesibles espacios para publicar sus escritos. También la prostitución ocupa el ciber espacio para venderse. Los adolescentes publican sus fotos y comunican a su manera lo que les pasa o sienten. Los movimientos ambientalistas o de derechos humanos protestan por la red y esperan ser escuchados.
En fin, la lista sería innumerable.
Aquí es donde aparecen los famosos “blogs”, aquellos espacios gratuitos que ofrecen algunos servidores sin cargo alguno y de fácil apertura. Con sólo solicitarlo, la persona tiene al instante un espacio en la web que puede ser visitado desde cualquier parte del mundo. Muchos no han tomado conciencia de ello y por eso tampoco han dimensionado el efecto que puede tener para quien ingrese al sitio en cuestión. El efecto podrá ser positivo o negativo, según de qué se trate.
En la web se pueden establecer vínculos ni siquiera imaginados unos años atrás. El avance ha sido tan vertiginoso que cuando conocemos sobre una nueva herramienta que se nos ofrece, en ese mismo momento ya comienza a desactualizarse porque seguramente en algún lugar del mundo, un cibernético estará creando nuevos sistemas para avanzar cada vez más rápido en esta imparable carrera de la comunicación.
Mandar un archivo vía Internet es muy simple. A partir de una cuenta de correo electrónico o de un servidor con el servicio de “Chat”, las posibilidades son infinitas y tan o mejor efectivas que el tradicional correo postal, que hasta la propia Justicia ya ha comenzado a tomar como válidas algunas pruebas o testimonios “cibernéticos”.
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